Aunque parezca que un instrumento nuevo debería venir listo para tocar, la realidad es que la mayoría de las guitarras y bajos —incluso de marcas reconocidas— no vienen calibrados de fábrica, o sufren variaciones durante el transporte y almacenamiento.

Por eso, es muy recomendable hacerle al menos una calibración apenas lo comprás, para asegurarte de que:

• El hardware esté correctamente ajustado
• Las cuerdas tengan una altura cómoda
• La entonación sea precisa en todo el diapasón
• No haya trasteos ni puntos muertos

Esto mejora tanto la tocabilidad como el sonido y te ayuda a aprovechar tu instrumento desde el primer día.

Este servicio es ideal para mantener tu instrumento afinado, cómodo y con buen sonido. Además de para instrumentos nuevos, recomendamos una calibración en los siguientes casos:

• La acción (altura de las cuerdas) está muy alta o muy baja (incomodidad al tocar)
• Hay problemas de entonación
• El instrumento está expuesto a muchos cambios de clima (humedad o temperatura)
• Pasaron varios meses desde el último ajuste

Este servicio es más profundo y se recomienda cuando hay problemas que una calibración no soluciona:

• Trasteos persistentes, incluso después de una calibración
• Trastes visiblemente desgastados o desnivelados
• Notas que suenan apagadas o muertas
• Para obtener una acción baja y sin ruidos
• El instrumento no tuvo nunca mantenimiento o lleva mucho tiempo sin mantenimiento